EL
MUNDO
14 enero
2017
Gema García Marcos
Lleva semanas dando lo mejor de sí mismo en el gimnasio pero la
báscula le sigue negando esa bajada de peso que tanto anhela. No desespere. Su
problema tiene explicación.
Es la
peor pesadilla de los que todavía no le han cogido el gustillo a hacer deporte
y se toman las sesiones de entrenamiento como una especie de martirio al que
han de someterse para conseguir adelgazar. Comprobar que la báscula no refleja
la bajada de peso en la que debería traducirse nuestro sacrificio resulta
desmotivador y es uno de los principales motivos que empujan a muchos a arrojar
la toalla.
Por
eso, en ZEN hemos recopilado la lista de posibles motivos que explican esta
frustrante realidad que afecta a muchas más personas de las que cree... Incluso
puede que hasta usted mismo. Lea atentamente:
No moverse lo suficiente
Los
grandes palizones en el gimnasio tampoco resultan eficaces si luego nos pasamos
el resto del día sentados ante el ordenador. "Hay que adoptar un estilo de
vida más activo. Coger menos el coche, pasear, subir escaleras... Se vaya o no
al gimnasio, lo ideal sería ejercitar el cuerpo cuatro o cinco días a la
semana", asegura Martín Giacchetta, CEO de Boutique Gym (Madrid). Para motivarnos
y comprobar lo que nos movemos a lo largo del día, recomienda el uso de
"dispositivos que monitoricen nuestra actividad. Yo mismo me sorprendo, a
veces, de los pocos pasos que he dado durante la jornada. ¡Hay que
moverse!".
No descansar
Machacarse
a entrenar no sirve de nada si dormimos poco o mal. Según un estudio realizado
por investigadores de la Universidad de Bristol (Inglaterra) y el Colegio
Médico Weill Cornell (Qatar), una carencia de sueño diaria de media hora puede
aumentar el riesgo de padecer diabetes y obesidad. ¿Por qué? Porque hace que se
incrementen los niveles de glucosa e insulina en la sangre. Así que si quiere
que su metabolismo trabaje al 100% de sus posibilidades no le queda otra: tiene
que dormir ocho horas cada noche.
Entrenar siempre igual
Realizar
ejercicio cardiovascular (correr, nadar, montar en bici...) es fundamental para
quemar calorías pero si no variamos las rutinas, "nuestro cuerpo se
acabará acostumbrando, éstas dejarán de ser eficaces y no conseguiremos alcanzar
nuestros objetivos", afirma Giacchetta. Para evitar el estancamiento, el
entrenador personal de las celebridades aconseja "introducir cambios de
ritmo, tiempo y velocidad que nos obliguen a salir de nuestra zona de
confort".
No hacer pesas
Al no
trabajar con peso, no mejoramos nuestra masa muscular, que va a ser "el
mayor motor para el aumento de gasto calórico". Por eso, a veces, resulta
hasta "más importante que el ejercicio cardiovascular", asevera
Giacchetta.
Comer mal
Hacer
deporte no adelgaza por sí solo "si no se acompaña de una dieta
equilibrada", asegura Carola Prato, entrenadora personal y consultora de
bienestar. Es más, hacer ejercicio suele "aumentar el apetito". Sin
embargo, quemar calorías en el gimnasio no es un pasaporte para "comérselo
todo", añade.
Lo que,
de verdad, nos ayuda a perder peso es cuidar la alimentación: "En una hora
de ejercicio moderado se pueden quemar unas 600 calorías, muchas menos de las
que nos metemos en cualquier plato a la hora de comer. Nuestro gran aliado es
el control en la mesa".
No ser realista
"Sucede
en el 99% de los casos. Estamos acostumbrados a la inmediatez y eso no se puede
aplicar a todos los ámbitos de la vida. ¡No todo el mundo puede hacer lo de
Javier Cid y conseguir un cuerpo 10 en 100 días!", exclama Giacchetta.
Pesarse en la báscula
Al
empezar a hacer deporte, "ganaremos masa muscular y ésta pesa más que la
grasa", afirma Carola Prato. En lugar de estar pendiente de la balanza, es
mejor "hacer caso al espejo, fijarse en cómo sienta la ropa y medir la
masa magra", aconseja el CEO de Boutique Gym.